La obra de Roberto Arlt intenta descubrir y develar un proceso político-económico-social que, proyectado a la realidad del país hoy, podría decirse que es la continuidad del relato.

Crea a sus personajes a semejanza de personajes de una sociedad en plena ebullición, ya que, en estos tiempos, Buenos Aires, escenario de sus obras más relevantes, ha pasado a ser una ciudad populosa y en pleno movimiento de sus clases sociales.

Desde la corriente literaria, rompe con toda una tradición, Subvierte el sentido de belleza para transformarlo en el horror, que será otra forma de belleza. Como él dice, en esta situación “no se puede pensar en bordados”. Puntualmente, centramos la atención en los diálogos de los personajes, en el feísmo, la contracara de ciertos protagonistas, como una de las características que llevan a producir una suerte de nueva concepción en nuestra narrativa.

Sobre la idea de Arlt en cuanto a estas tópicas, él mismo lo expresa en las palabras liminares a la última parte de Aguafuertes porteñas. Dice que, así como se encuentra organizada la sociedad, las relaciones entre hombres y mujeres son semejantes a una batalla, donde triunfa el más hipócrita y engaña al más débil. Y una batalla se efectúa con ardides y mentiras.

Afirmamos que su discurso es el producto de una determinada imagen del mundo de la vida. Hemos elegido algunos cuentos, confrontando entre sí, para extraer características que permitan incursionar en el campo de   las relaciones sociales.

                                                  Mdtr. Zulma Prina

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